Un objeto opaco es aquel que no permite el paso de la luz a través de él. Esto significa que no se puede ver a través de él y que la luz se bloquea o se absorbe. Un objeto translúcido es aquel que permite que parte de la luz pase a través de él, pero no de manera clara. Esto significa que puedes ver que hay algo detrás, pero no puedes distinguir los detalles con claridad. Algunos objetos tienen la capacidad de reflejar la luz, lo que significa que la luz que incide sobre ellos es rebotada en diferentes direcciones. Cuando la luz interactúa con los objetos, obtenemos varios tipos de información: Color: Dependiendo de cómo un objeto absorba o refleje diferentes longitudes de onda de la luz, percibimos su color. Textura: La manera en que la luz se refleja en un objeto puede informar sobre su textura. Una superficie rugosa dispersará la luz de manera diferente que una superficie lisa. Transparencia: La luz nos permite determinar si un objeto es opaco, translúcido o transparente (permite que la luz pase casi sin obstáculos). Sombras: La forma en que la luz alumbra un objeto produce sombras, las cuales pueden proporcionar información sobre la forma y el volumen del objeto. Profundidad y Dimensiones: La luz también permite percibir la profundidad y las dimensiones de un objeto en función de las sombras y el brillo.