Hay fenómenos que no percibimos con la vista, pero sí a través de sus efectos, como el caso del dióxido de carbono que apaga las velas, desplazando el oxígeno que necesitan para mantenerse encendidas. Podemos encontrar la materia en distintos estados, en este caso es un gas (invisible ante nuestros ojos) el que, al ser más denso que la mezcla de gases de la atmósfera, logra bajar al fondo del vaso y podemos derramarlo sobre las velas, apagándolas. La densidad ha sido la responsable de parar la combustión de la vela, ya que el dióxido de carbono desplaza el oxígeno que necesita la vela para mantenerse encendida.
Para que se encienda la bombilla necesitamos una pila que genere energía y un cable por el que pueda circular la corriente eléctrica. Si introducimos otros elementos, deben ser materiales conductores para que dejen pasar la electricidad. El magnetismo es una fuerza a distancia, se ejerce sin necesidad de contacto. Cuando situamos cerca dos imanes, pueden atraerse o repelerse, en función de los polos (+ - se atraen y ++ o -- se repelen). En un circuito necesitamos también los dos polos de la pila, uno negativo y uno positivo, para que los electrones se sientan atraídos por uno y repelidos por otro, y se muevan, generando la corriente eléctrica. La aguja de la brújula señala siempre el Norte en la Tierra porque es un imán con dos polos, atraídos por los polos del imán interno de la Tierra. Si acercamos otro imán o una fuerza electromagnética, entonces dejará de marcar el Norte.
La luz del sol, aunque la percibimos de color blanco, contiene todos los colores del espectro de luz visible, algo que observamos cuando se refracta, por ejemplo, utilizando un prisma, o cuando llueve y hace sol y vemos el arcoíris. La luz del sol contiene energía solar, luminosa y térmica, de hecho cuando estamos expuestos mucho tiempo a la luz del sol, podemos quemarnos la piel. Cuando el globo recibe la energía del sol, cuanta más luz absorbe, antes explota, debido al aumento de temperatura. Por eso los globos negros, que absorben toda la luz, explotan primero, a diferencia de los blancos, que la reflejan toda. Encontramos energía en nuestro entorno en la luz del sol, en el viento, en la fuerza del agua, en los combustibles... ¡e incluso podemos generarla nosotros mismos con el movimiento!
Nuestros ojos no detectan toda la luz. Por ejemplo, no podemos ver la luz infrarroja sin ayuda de la cámara digital, aunque se comporta igual que la luz visible. Tampoco podemos ver la luz ultravioleta, pero hemos percibido sus efectos sobre las cuentas de plástico, que se han visto más o menos afectadas en función de la protección solar que recibiesen previamente. Gracias a la ciencia podemos ver, no sólo con nuestros ojos, si no también a través de otros aparatos, e interpretando los efectos de los fenómenos que son "invisibles" para nosotros.
Una experiencia extraordinaria haber participado de esta misión, divirtiéndonos al mismo tiempo que aprendimos cosas nuevas. Trabajar en equipo, explorar el entorno y realizar experimentos prácticos ha sido emocionante. Hemos aprendido la importancia de hacer preguntas, formular hipótesis y analizar resultados, analizar datos para sacar conclusiones, lo importante que es colaborar con los compañeros y compartir ideas, y explorar conceptos fundamentales realacionados con la luz y la electricidad. Lo mejor de esta experiencia ha sido la oportunidad de resolver retos científicos en el cole, saber que otros centros lo estaban haciendo al mismo tiempo, en sus localidades, y que participábamos en un gran proyecto en el que otros niños y niñas también se enfrentarían a las mismas incógnitas. Sin duda, ¡volveríamos a participar! Nos hemos quedado con ganas de aprender más. Acercarse a la ciencia de forma práctica nos permite aprender mejor, nos hace curiosos y entendemos mejor lo que ocurre en nuestro entorno.